10.11.06

El proceso de paz nepalés

Foto: National Geographic

Esta semana se ha anunciado que los rebeldes maoístas ligados al Partido Comunista de Nepal y el gobierno nepalés estarían llegando a un acuerdo de paz, que llevaría a una Asamblea Constituyente para el 2007. Si bien la noticia es un alivio para la población nepalesa, especialmente la rural, víctima de la presión de la guerrilla y de los enfrentamientos con el gobierno (se ha estimado en 13,000 los muertos por la guerra civil), los términos del acuerdo no ofrecen soluciones a ciertos problemas que en el mediano plazo pueden minar tanto el proceso de paz como la instauración de un régimen democrático.

Entre los aspectos problemáticos figura el ejército maoísta. No se ha llegado a una decisión de desarmarlo, y su presencia podría intimidar a la población de cara a las elecciones para la Asamblea. Esto es tan cierto para la población del interior como para la de Katmandú, que ya ha sido atacada por los rebeldes. Pero el desarme no es una posibilidad, pues los maoístas sólo dejarían las armas una vez realizadas las elecciones. Una salida distinta sería la intervención de una misión militar de la ONU que custodie las armas, pero es dudoso que la guerrilla la acepte.

Un asunto relevante es cuál sería el estatus de los miembros del ejército rebelde en un Nepal pacificado. Una primera aproximación sería la que se hizo en Angola, donde los guerrilleros fueron incorporados al ejército angoleño. Sin embargo, la incompatibilidad entre la guerrilla y el Ejército Real Nepalés podría traer más problemas que soluciones. Los maoístas son abiertamente hostiles a la monarquía y el Rey Gyanendra los ha combatido vigorosamente, mientras que el Ejército ha sido tradicionalmente leal al Rey, quien pese a las violaciones constitucionales sigue siendo una figura emblemática. Tras la re apertura del Congreso, se declaró el gobierno secular y se limitó el poder real, pero el gobierno se encuentra atrapado entre la guerrilla, el ejército y un débil consenso partidario sobre la transición hacia una democracia.

Lo más preocupante, asumiendo que la guerrilla no sea desarmada, es si sus líderes respetarán los resultados de las elecciones del 2007. Hace meses que se decretó el alto al fuego, y el Partido Comunista ha venido respetando los acuerdos a los que se ha llegado. Pero es dudoso que los maoístas vayan a sentirse cómodos en un escenario democrático en el cual sean sólo una parte más de la Asamblea. Es una muy buena noticia que se esté llegando a acuerdos sobre la democratización de Nepal que pongan fin a un conflicto que empezó hace más de diez años, pero aún debe definirse mecanismos que garanticen elecciones limpias y claras que permitan dejar de lado los conflictos.

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