27.11.06

Terrorismo y religión

Foto: Bill Biggart

El estudio "The Strategic Logic of Suicide Terrorism" (2001) de Robert Pape concluye que no es posible establecer una relación entre la religión y los ataques terroristas suicidas, y que las motivaciones políticas son las que llevan a los perpetradores a actuar. Las conclusiones más importantes establecen el valor de las reivindicaciones territoriales de los insurgentes frente a gobiernos democráticos (como son los de los EEUU, Rusia, Turquía, India, Sri Lanka -en cierta época- o Israel), el rol aglutinador de las ideologías nacionalistas y que los atentados no eran aislados, sino que eran parte de una estrategia sistemática y mayor.

El trabajo de Robert Pape deja claro que no es sostenible que los ataques terroristas suicidas sean producto de musulmanes enloquecidos -como sostienen muchos conservadores, sobre todo los estadounidenses-, pues la gran mayoría de ataques terroristas estudiados no partieron de una ideología religiosa. Por lo menos un 40% fueron obra de los Tigres del Tamil –una organización maoísta y, por ende, atea-, unos pocos fueron instigados por separatistas kurdos contra Turquía –ambos comparten la misma religión- y casi todos los restantes fueron ataques de Hezbolláh o de Hamas contra la ocupación israelí en Palestina o en Líbano. No se puede extrapolar los resultados hacia el factor religioso cuando es claro que el elemento esencial fue político. Pape aumentó la data de su estudio y publicó el libro "Dying to Win" en 2005, sin que la violencia posterior a los atentados del 11 de setiembre de 2001 haya variado las conclusiones.

La semana pasada, la Fundación Bertelsmann publicó el informe "Violence, Extremism and Transformation", cuya principal conclusión es que el fanatismo religioso no es la principal causa de la violencia política y el terrorismo. Este reporte, a diferencia del de Pape, se refiere al terrorismo en general, y no sólo a los atentados suicidas. Lo más importante es que se señalan como las causas fundamentales del terrorismo y la violencia política a la pobreza, las divisiones étnicas, los estados fallidos, los sistemas políticos disfuncionales y las intervenciones extranjeras. La mayoría de ellos han sido contemplados en el reporte sobre estados fallidos de la revista Foreign Policy, y dejan claro lo que parecen olvidar los políticos y muchos analistas cuando contemplan el problema del terrorismo: la religión no lleva a la violencia.

El gran reto es corregir las desigualdades basadas en la discriminación –sobre todo étnica-, pues ellas generan violencia. Del mismo modo, el rol de los organismos internacionales –en especial la ONU- para la solución de conflictos territoriales será fundamental para evitar el drama que se vive en diferentes regiones. Esperemos que una revisión de la literatura existente permita dejar de lado las visiones sesgadas que evitan enfrentar los verdaderos problemas.

23.11.06

La censura en Europa

Foto: Armin Wegner

El gobierno francés aprobó una ley que sanciona como delito el negar el genocidio armenio de 1915. Además de que los historiadores siguen discutiendo si se trató en verdad de un genocidio, esta medida alienará aún más al gobierno turco en su búsqueda de ingresar a la UE (sobre todo con la tensión por los resultados de las elecciones en Holanda). Lo que es peor, este es un episodio más en la creciente censura que se ejerce en varios países de la UE, sin que las organizaciones defensoras de la libertad de expresión, de información y de prensa se hayan pronunciado al respecto.

En la UE es cada vez más fácil restringir la libertad de los ciudadanos. Se suele entender que los límites de la libertad de expresión son los delitos como la difamación o la calumnia, y que un mecanismo de defensa adecuado es la responsabilidad civil, y siempre se trata de fiscalización ex post, salvo casos de tutela judicial preventiva para un caso específico.

Las provisiones legales contra el revisionismo del holocausto judío suponen un quiebre dramático: se aplican ex ante y de forma general, estableciendo una prohibición absoluta que ha afectado incluso a académicos con sustento para sus opiniones divergentes (la prohibición sobre el genocidio armenio sigue una línea similar.). Sobre ello, el argumento de The Economist es bastante bueno: quienes niegan el holocausto deben ser sometidos al escarnio público que merezcan –de ser el caso-, en lugar de verse convertidos en héroes en la lucha por los derechos civiles.

La tibia defensa de la libertad de expresión por la UE cuando se dio la polémica sobre las caricaturas de Mahoma hizo patente la falta de convicción en varios gobiernos de Europa respecto al valor de la libertad de expresión como basamento de la democracia representativa. Lo que es más grave es que fue evidente la falta de consecuencia en la censura, aplicándose un doble estándar: se protege a los judíos con las normas sobre el holocausto, pero no se protege a los musulmanes contra las burlas hacia su personaje sagrado. No estamos de acuerdo con la censura existente y no planteamos que se extienda a los musulmanes la protección que existe respecto a los judíos. Pero si se establecen prohibiciones de ese tipo al menos deberían tener carácter general, pues la distinción entre la protección discrimina a los musulmanes.

La norma del gobierno francés no permitirá obtener mayor información sobre qué sucedió entre turcos y armenios durante la Primera Guerra Mundial y evitará que los académicos que residen en Francia puedan estudiar mejor aquellos casos. Nos parece que es mejor para las víctimas y sus descendientes que se discuta sobre el holocausto o sobre el asunto armenio, en lugar de volver anquilosada su memoria. Lamentamos que la libertad de expresión pueda ser restringida con tanta facilidad, sin que la población (sobre todo la francesa, tan adepta a la defensa de las libertades civiles) se oponga con fortaleza a la privación de una parte fundamental de las garantías que tiene para supervisar la marcha de los asuntos públicos.

20.11.06

Milton Friedman, in memoriam

Foto: University of Chicago Press

"Underlying most arguments against the free market is a lack of belief in freedom itself".
Milton Friedman

Las críticas que se hace a los aportes de Milton Friedman suelen ser poco adecuadas y muestran una falta de comprensión de sus propuestas. El triunfo de la libertad, que estuvo siempre en la base de las ideas de Friedman, en varias batallas contemporáneas, y el paso a la fortaleza del monetarismo, abandonando el keynesianismo, se refleja en diversos campos.

Hoy, la mayoría de países desarrollados y de economías emergentes exitosas basan su fortaleza en un adecuado manejo de la banca central, junto a políticas fiscales responsables y un menor impulso a la búsqueda del pleno empleo, que hace algunas décadas trajo efectos económicos devastadores. Como aspecto teórico, el abandono del control de la demanda, que llevaba a la inflación, dio a los gobiernos una nueva vía para lidiar con las recesiones.

El éxito de la experiencia monetarista en Chile ha sido siempre un buen ejemplo de lo efectivas que son las políticas que proponía Friedman, algo que olvidan quienes critican el que se relacionase con el gobierno de Pinochet. Es importante recordar que Friedman era un académico con una propuesta específica sobre la economía que no tenía reflejo en los abusos del dictador chileno; para todos los efectos, el monetarismo explica mucho del éxito chileno.

Su propuesta de ayuda económica para los pobres que trabajan, por oposición a los pobres desempleados, ha llevado a una drástica disminución de la pobreza en los EEUU. Esto ha sido confirmado por cifras recientes, que muestran el impacto positivo de la política de apoyo a quienes trabajan, logrando mayor bienestar en sus hogares. Con el mismo espíritu, el uso de vouchers en la educación ha sido más resistido, pero por lo menos su justificación llevó a que se implemente mayor libertad de elección en la educación pública, lo que generó competencia y mayor calidad.

Su sugerencia sobre la voluntariedad del servicio militar ha tenido la virtud de salvar muchas vidas y exponer sólo las de aquellos que consideraban que valía la pena hacerlo. Es deleznable que haya guerras, y que deba perderse vidas en su nombre, pero el sistema voluntario evita las distorsiones –e injusticias- que proponía el servicio militar obligatorio. Los señores de la guerra tienen que justificar mejor los conflictos, y eso lleva a una mayor fiscalización de la ciudadanía sobre los ministerios de defensa. Es decir, ganan todos, incluso quienes consideran que ir a la guerra les es un buen negocio.

Milton Friedman ha sido vilipendiado por su relación con Pinochet, Reagan y Thatcher. Creemos que quienes actúen de ese modo no ven más allá: no es sostenible que Friedman haya tenido que ver con los excesos que esos u otros gobernantes hayan podido cometer, y no es parte de su obra ofrecer una justificación para afectaciones a los derechos humanos, restricciones políticas o un alineamiento con el realismo en la política exterior. Cerrarse en aspectos formales evita comprender por qué el desarrollo capitalista liberal actual le debe tanto a uno de sus más insignes promotores.

15.11.06

La UE y Turquía: ¿intolerancia religiosa?

Foto: Library of Congress

En 1959 Turquía solicitó ser admitida en la CEE. Recién en la década de los noventa se iniciaron los procedimientos necesarios para ello, lo que exigió a Turquía una serie de importantes reformas. Hoy, tras la reducción de la injerencia militar en el gobierno, tras suprimir los Tribunales de Seguridad –que sentenciaban a muerte sin respetar el debido proceso-, tras relajar las restricciones sobre la libertad de expresión, tras disminuir su presión sobre la población kurda, tras aceptar el plan Annan para la situación de Chipre –plan al que se opusieron los chipriotas griegos-, y a pesar la sostenida disciplina en las finanzas públicas y un crecimiento económico bastante mayor que el promedio de la UE, la admisión de Turquía vuelve a estancarse.

El reciente ultimátum que la Comisión Europea le ha dado al gobierno turco se refiere directamente a la situación en Chipre. La Comisión demanda que los turcos abran los puertos y aeropuertos que controlan, para favorecer a los griegos. Pero el gobierno turco se opone basándose en que la población turca en Chipre está aislada y recibe un trato desigual por parte del gobierno chipriota. La sensación en la cancillería turca es que ya se ha cumplido con lo que correspondía hacer, tras la aprobación del plan Annan, y que el problema son los griegos.

Esta parece ser sólo una nueva excusa. Cuando Benedicto XVI era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sostuvo que la identidad europea era cristiana, señalando que Europa es un continente basado en una cultura común y no en criterios geográficos. El conservadurismo religioso en Europa se opone a la admisión de Turquía, un estado islamista, pese a que el Islam ya es la segunda religión en la UE. Sostener que la identidad europea es cristiana supone que la gran población europea de profesión musulmana que ya es discriminada verá su ciudadanía europea menguada, como si fueran ciudadanos de segundo rango. Esto se disfraza tras el temor al efecto en el mercado laboral de la inmigración turca, pero ese no impidió el ingreso de Polonia, Rumania o los países bálticos: el tema laboral es sólo otra excusa.

¿Qué significa esto para Turquía? La mesura frente a los atentados de los Halcones de la Libertad del Kurdistán –supuestamente la milicia del Partido Laboral del Kurdistán- es un reflejo de la sintonía del gobierno turco frente a las exigencias de la UE. Pero su posición es cada vez más complicada, pues la población siente, con razón, que están cediendo ante la UE sin recibir nada a cambio. Ello podría explicar las recientes declaraciones de Abdullah Gul, el canciller turco, contra los kurdos: serían un intento de mostrar fortaleza en el campo doméstico. No sólo eso: las reformas tienen altos costos políticos, y mantenerlas sin obtener resultados podría ser insostenible en el mediano plazo.

Se puede argumentar mucho sobre la importancia geopolítica de Turquía para Europa–sobre todo para una solución al problema kurdo, la guerra civil iraquí y el equilibrio en el Asia Central-, pero dudamos que los burócratas de Bruselas y la población europea –que debe ratificar varias decisiones a través de referendos- tengan la entereza política, la agudeza y el criterio para admitir a Turquía.

10.11.06

El proceso de paz nepalés

Foto: National Geographic

Esta semana se ha anunciado que los rebeldes maoístas ligados al Partido Comunista de Nepal y el gobierno nepalés estarían llegando a un acuerdo de paz, que llevaría a una Asamblea Constituyente para el 2007. Si bien la noticia es un alivio para la población nepalesa, especialmente la rural, víctima de la presión de la guerrilla y de los enfrentamientos con el gobierno (se ha estimado en 13,000 los muertos por la guerra civil), los términos del acuerdo no ofrecen soluciones a ciertos problemas que en el mediano plazo pueden minar tanto el proceso de paz como la instauración de un régimen democrático.

Entre los aspectos problemáticos figura el ejército maoísta. No se ha llegado a una decisión de desarmarlo, y su presencia podría intimidar a la población de cara a las elecciones para la Asamblea. Esto es tan cierto para la población del interior como para la de Katmandú, que ya ha sido atacada por los rebeldes. Pero el desarme no es una posibilidad, pues los maoístas sólo dejarían las armas una vez realizadas las elecciones. Una salida distinta sería la intervención de una misión militar de la ONU que custodie las armas, pero es dudoso que la guerrilla la acepte.

Un asunto relevante es cuál sería el estatus de los miembros del ejército rebelde en un Nepal pacificado. Una primera aproximación sería la que se hizo en Angola, donde los guerrilleros fueron incorporados al ejército angoleño. Sin embargo, la incompatibilidad entre la guerrilla y el Ejército Real Nepalés podría traer más problemas que soluciones. Los maoístas son abiertamente hostiles a la monarquía y el Rey Gyanendra los ha combatido vigorosamente, mientras que el Ejército ha sido tradicionalmente leal al Rey, quien pese a las violaciones constitucionales sigue siendo una figura emblemática. Tras la re apertura del Congreso, se declaró el gobierno secular y se limitó el poder real, pero el gobierno se encuentra atrapado entre la guerrilla, el ejército y un débil consenso partidario sobre la transición hacia una democracia.

Lo más preocupante, asumiendo que la guerrilla no sea desarmada, es si sus líderes respetarán los resultados de las elecciones del 2007. Hace meses que se decretó el alto al fuego, y el Partido Comunista ha venido respetando los acuerdos a los que se ha llegado. Pero es dudoso que los maoístas vayan a sentirse cómodos en un escenario democrático en el cual sean sólo una parte más de la Asamblea. Es una muy buena noticia que se esté llegando a acuerdos sobre la democratización de Nepal que pongan fin a un conflicto que empezó hace más de diez años, pero aún debe definirse mecanismos que garanticen elecciones limpias y claras que permitan dejar de lado los conflictos.

6.11.06

¿El desarrollo necesita democracia?

Foto: NIH.

El impulso que Amartya Sen dio a la teoría del desarrollo, convalidado en 1998 con el premio de economía en memoria de Alfred Nobel, permitió un crucial debate sobre las directrices que aumentan el bienestar en un país. Un elemento importante del canon de Sen es la relación entre la democracia y el desarrollo, pues en aquella se establece mecanismos adecuados para supervisar al gobierno y para lidiar con los cambios de manera más dinámica.

Si bien la evidencia que Sen ofrece al respecto es bastante interesante, creemos que es sostenible que un régimen no democrático pueda ser el que genere las condiciones necesarias para el crecimiento, que luego puede llevar a la democracia. Los exitosos casos de Chile, Corea del Sur y Taiwán partieron de regímenes autoritarios, como fueron los de Augusto Pinochet, Park Chung Hee, Chun Doo-hwan y Chiang Kai-shek. El éxito de estos países es incontestable, y la fortaleza de la democracia en los dos primeros es un buen ejemplo del avance desde el autoritarismo.

China, que según varios estudios será la segunda mayor economía del mundo en menos de 20 años, mantiene un asombroso crecimiento económico pese a atropellar de forma sistemática los derechos humanos de millones de chinos.

Tailandia tuvo grandes avances bajo el gobierno de Prem Tinsulanonda, pese a que no fue exactamente representativo. Hoy se sostiene que el general tuvo un importante rol en el reciente golpe de estado del 19 de setiembre. El debate está centrado en cómo llegar a una democracia fuerte, cuando la ampliación del bienestar de los tailandeses es una realidad que superó al idealismo democrático.

La Rusia de Putin se recupera de su transición y, si bien aún tiene mucho por resolver, la mano dura de su presidente los está sacando de la recesión, pese a las flagrantes agresiones contra los chechenios, sus difíciles relaciones con Georgia, Ucrania y Armenia y la tensión con la UE sobre el suministro de energía y la violación de derechos humanos.

El gran crecimiento brasileño en la década del setenta partió de la fortaleza –y los abusos- de sus gobiernos militares, sobre todo el de Ernesto Geisel, una importante figura de la dictadura militar que terminaría devolviendo el poder a los civiles. Otro tanto en Uruguay, bajo el régimen de Juan María Bodaberry.

¿Significa esto que la democracia no es la mejor vía para alcanzar mayor desarrollo? Existe perturbadora evidencia en torno a las virtudes de los autoritarismos para alinear intereses, aún cuando en muchos casos ello implique una grave afrenta a los derechos humanos. Pero hay graves e importantes consecuencias sociales tras los excesos autoritarios. Lo relevante es constatar que la relación "a mayor democracia, mejor desarrollo", es al menos discutible, y que la apología de los derechos humanos debe buscar su fortaleza en lo ético más que en lo económico. Lo que sí parece claro es que luego de regímenes autoritarios que tiendan al desarrollo, se suele llegar a una democracia o al menos a un relajamiento de aquellos.

3.11.06

El fracaso del NNPT

Foto: NARA

Cuando Finlandia se convirtió en el primer firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear (NNPT) existían cinco países que contaban con armas nucleares, todos ellos actuales miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. La eficacia del NNPT, que sobre todo buscaba evitar que haya más países con capacidad bélica nuclear, se ha visto minada por los programas nucleares de estados no firmantes, como la India, Pakistán y, en su momento, Sudáfrica. Hay indicios que apuntan a que Israel -otro no firmante- y Arabia Saudita contarían con armas nucleares o al menos tendrían un programa para ello. Corea del Norte abandonó el NNPT y ya realizó su primera prueba nuclear e Irán también parece estar desarrollando armas nucleares, aunque aún no se ha encontrado pruebas suficientes.

A treinta y seis años de entrar en vigencia, el NNPT ha fracasado rotundamente. Los ejemplos de Sudáfrica, que abandonó su programa nuclear -bajo presión-, y en cierta forma de Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania, que entregaron su material bélico a Rusia (lo ideal habría sido destruirlo), no han sido suficientes para que cese el empleo de armas nucleares como medio de disuasión. El justificado temor a su uso permite a quien las posea obtener mayor poderío en las relaciones con otros estados, mientras pone en peligro el delicado equilibrio internacional.

The Economist ha llamado a la situación en la península de Corea "una nueva guerra fría". El término es muy acertado: nadie va a atacar primero, y hay muchos intereses ligados como para hacerlo. Eso deja a Japón en la encrucijada de no poder dejar de lado su pacifismo de posguerra, y a Corea del Sur como un rehén de Kim Jong-il. La protección de China, y en menor medida, de Rusia, blindan al gobierno norcoreano de sanciones desde la ONU.

Irán podría llegar a una situación similar. La limitada reacción internacional ante la prueba nuclear de Corea del Norte, comparada con la intervención en Irak, le ha dado un mensaje claro al gobierno de Ahmanidejad: las armas nucleares son el mejor seguro. Sus rehenes serían Irak, Israel y Turquía. Su blindaje serían también China y Rusia, con importantes intereses económicos y geopolíticos (por ejemplo, la producción petrolera iraní, la cooperación técnica y militar y el control de las rutas a través del estrecho de Ormuz). Las recientes pruebas de misiles del gobierno cerca de Qum, como respuesta a maniobras conjuntas de 25 países -incluyendo a los Estados Unidos- en el Golfo Pérsico, son muestras claras del afán de Teherán por la disuasión.

Además de Corea del Norte e Irak, el frágil equilibrio nuclear entre India y Pakistán ha sido tratado de forma ambivalente por el gobierno de Bush: aliado pero crítico de Pervez Musharraf –buscando controlar la insurgencia afgana-, permisivo con el desarrollo nuclear de Abdul Kalam. The Times UK reportó que según la IAEA Arabia Saudita, Argelia, Egipto, EAU, Marruecos y Túnez planean iniciar programas nucleares pacíficos, una decisión que estaría inspirada por la desidia en el manejo del caso norcoreano. La ejecución del NNPT sufre de falta de coerción, y después de tantos años el escenario no es satisfactorio: está a punto de duplicarse el número de países con armas nucleares.