19.12.06

Los dilemas libios

Foto: AFP

El caso del personal del hospital de Benghazi acusado por la infección con VIH de 426 niños tiene tres aspectos que hacen que el proceso penal se vea enrarecido, arrastrando a los inculpados - un médico palestino y cinco enfermeras búlgaras- hacia la posibilidad de ser sentenciados a pena de muerte cuando no se ha podido establecer si eran los culpables.

El primero es la tendencia de al-Gaddafi a reencontrarse con la comunidad internacional occidental, tras largos años de aislamiento. Esto puede tener el efecto de minar la legitimidad del dictador como un reformista y un líder para el pan-arabismo, así como marcar el fin de su doctrina de la Jamahiriya (Estado de las Masas, libio y pan-árabe). Para evitar la pérdida de poderío político, al-Gaddafi encontrará muy difícil ceder ante la cerrada defensa que ha hecho la UE y el cabildeo internacional del gobierno búlgaro respecto a los inculpados, pues lo contrario podría dejarlo como aquel que doblega la jurisdicción libia ante "las potencias occidentales" (Angela Merkel y Condoleeza Rice se han expresado contra la sentencia). La presión internacional sobre su gobierno puede ser contraproducente, pues le quitaría margen de acción sobre el tema, politizando aún más la decisión de la Corte Suprema respecto a la apelación que los acusados presentarán contra su sentencia.

El segundo es la siempre complicada demanda de los familiares de las víctimas por hallar culpables, sean quienes sean. El antagonismo que ha presentado la prensa respecto a la judicatura libia y los políticos europeos ha opuesto el interés de "hallar culpables" frente a la defensa de unos supuestos chivos expiatorios. Luc Montagnier, uno de los descubridores del VIH, y de Vittorio Colizzi, profesor de la Universidad de Roma, concluía era que las infecciones fueron anteriores a la llegada de los acusados al hospital, y que lo más probable es que aquellas hayan sido provocadas por los bajos estándares de higiene en que se trabaja en Benghazi. Esto eximiría al personal médico de responsabilidad.

Este testimonio no fue tomado en cuenta por la Corte, y eso se debería al tercer aspecto relevante: si los acusados no son los culpables, todo apunta a una responsabilidad del gobierno como administrador del hospital de Benghazi. Dicho testimonio fue corroborado por un informe publicado este mes por la revista Nature, después de la preclusión del plazo para presentar pruebas. El gobierno libio ha estimado en 10 millones de euros la indemnización por cada niño infectado; sería un tremendo golpe, político y económico, que el gobierno libio resulte responsable de forma vicaria por negligencia.

Parece ser más sencillo pasarle la factura al gobierno búlgaro: se estima que si se paga un "rescate" que corresponda al monto de la reparación del daño a los niños o sus familiares, la pena podría conmutarse. El gobierno búlgaro ha señalado que no pagará, pues ello implicaría aceptar la culpabilidad de las enfermeras. Como sea, es una dura prueba para las nuevas credenciales pro-occidentales de al-Gaddafi, y su manejo de esta situación lo pone en una situación en la cual perderá sin importar la alternativa que escoja. Lo esencial para él será determinar cuál es la pérdida que mejor podrá soportar.

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